El terrorismo comunista en el Perú fue derrotado con estrategias de inteligencia y con armas, por hombres y mujeres que dieron su vida y su salud, en una lucha donde no participaron Fujimori y Montesinos.
La dupla presidencial de entonces tenían bajo su mando al grupo Colina que fue creado para combatir a los grupos subversivos Sendero Luminoso y MRTA sin éxito alguno. Los operativos militares de aniquilamiento en La Cantuta, Barrios Altos, Pativilca y el Santa, solo fueron acciones cobardes contra población inocente e indefensa. Lo único eficaz de este grupo fue servir al régimen para torturar y aniquilar a opositores y para la venganza política excusandose en la lucha antiterrorista.
Todo lo contrario sucedía en otro ámbito donde hijos del pueblo, con borseguíes y con ojotas, con uniforme y sin el, resistían en patrullajes contrasubersivos poniendo el pecho a las ráfagas de balas del flagelo terrorista; al mismo tiempo que el GEIN planeaba exitosas estrategias de inteligencia y finalmente capturaron al cabecilla Guzmán. Fujimori y Montesinos no tenían ni la mínima idea de estas acciones.
Mientras en otros frentes se combatía y derrotaba al terrorismo que dinamitaba torres de alta tensión, Fujimori y Montesinos implantaban un nuevo modelo: el terrorismo fujimontesinista. Su objetivo, al igual que el pensamiento Gonzalo inspirado en Mao y con el poder del fusil, era destruir las instituciones democráticas y asumir un gobierno absoluto y autoritario. Para sus fines, destruyeron el sistema estatal con un autogolpe, secuestraron medios de comunicación y aniquilaron la verdad, la decencia y la dignidad, dinamitaron la voluntad popular con fraudes electorales, sobornaron la conciencia de los políticos e institucionalizaron la corrupción. Este terrorismo también fue derrotado hace 20 años por las marchas civiles cuyos pasos retumbaron en las calles con más fuerza que los tanques de guerra donde se escudaba la dupla.
En cada elección presidencial, el rezago del terrorismo fujimontesinista en afán de sobrevivencia, trata de revivir al fantasma del terrorismo comunista.
Ambos terrorismos ya han sido derrotados.